Lectura Bíblica:Nehemías 9:1-6
Ayuno, separación y confesión.
La fiesta de las cabañas
llegó a su fin; durante ella no deberían llorar, pero terminada, llegó el
momento de expresar su tristeza y arrepentimiento. La confesión sin la
separación no es sincera.
Este pueblo, entre el tiempo de su alegría y el
ayuno, arreglo el asunto de las alianzas elecitas con los incrédulos. “Ya se había apartado la descendencia de
Israel de todos los extranjeros”. El uso de la palabra descendencia nos
hace ver que era un pueblo separado para el Señor. Puede que muchos lo llamaría
exclusivismo, a falta de amor, no obstante fue en obediencia a la palabra de
Dios y vemos otra vez la autoridad de la palabra de Dios.
Ha habido un
autoexámen y el santo deber de los que han pecado es de juzgarse a sí mismo en
la presencia de Dios. Notemos que la lectura pública de la palabra de Dios esta
otra vez prominente. El día Judío consiste de cuatro períodos de tres horas (Jn
11:9). Pasaron, pues tres horas en la lectura de la palabra de Dios y tres
horas en confesión y adoración.
La palabra y la oración son unidas, aunque la
palabra viene primero y nos ayudaría a orar inteligentemente. La palabra habla
a nosotros y luego podremos hablar a Dios. Ocuparnos con la palabra sin la
oración nos hará instruidos en ella pero será de la cabeza y no del corazón.
Ocuparnos solamente con la oración y nunca leyendo y estudiando la palabra nos
haremos místicos.
La oración que sigue está llena de la palabra de Dios. ¿Cuándo
vamos a orar así, en vez de tener frases favoritas que repetimos?, o peor,
ocupar quince minutos haciéndole a Dios escuchar un discurso?La oración está llena de la memoria de la gloriosa obra de Dios. Es una historia de constante rebelión. Tiene tres partes: adoración, revisación y petición, y apelación, es un orden digno de ser imitado por nosotros.
Walter T. Bevan
Revista devocional MEDITACIONES (Edición 1983)