ESPIGANDO- ANGEL M. BONATI 1967


"Jehová has oído mi ruego."
Salmo 6:9

Todos deseamos que nuestras oraciones sean contestadas,
y que lo sean de acuerdo a nuestras peticiones.
Pero nuestro gozo debiera estribar en que Dios ha oído nuestras oraciones;
lo demás debemos dejarlo en sus manos.
Dios ha oído, ¿no es esto realmente maravilloso?
La técnica electrónica ha conseguido que la voz del hombre
se escuche a miles de kilómetros de distancia.
Hallándome en la ciudad de Río Cuarto, en la provincia de Córdoba,
una noche escuché nítidamente un mensaje de la Palabra de Dios desde Nueva York.

La Biblia nos habla de un tercer cielo; tal vez haya el cielo de la atmósfera,
el cielo de los astros, y el cielo de los cielos, donde mora Jesús,
sentado a la diestra de Dios en la majestad de esas alturas.
La distancia de ese cielo escapa a los cálculos humanos,
sin embargo allí, en su Santo Templo, el Dios Todopoderoso 
tiene su oído atento a la oración y ruego de sus redimidos, aquí en la tierra.

No dudemos nunca, sino digamos: "El que hizo el oído, ¿no oirá?
Sí, Dios oye, y aunque sea longánime a nuestros ruegos,
estemos seguros de que él obrará a su tiempo
y que ninguna oración elevada en el Nombre de Cristo
aún la del más pequeño de sus hijos, será desatendida.

Hagamos hoy algún ruego especial; 
pidamos por algún ser querido, por un amigo o por un descarriado,
y tengamos la seguridad de que el oído del Dios de amor
será receptivo, aunque nuestros ruegos sean balbuceados.


ESPIGANDO- ANGEL M. BONATI 1967